Los precios de la energía fotovoltaica en contexto

Precios fotovoltaicos

Allá por 2010, la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) calculaba los costes para las instalaciones fotovoltaicas en una prospectiva que llegaba hasta nuestros días. Era una revisión muy ambiciosa, pues ya se había conseguido un descenso relevante desde 2006. En aquel año una instalación media costaba 7 $/wp. Y las perspectivas situaban la electricidad fotovoltaica como la tecnología líder en reducción de costes, con un 80% de reducción acumulada en solo una década.

 

Pues bien, a día de hoy, en 2021, podemos decir con orgullo que las previsiones de la IRENA se han quedado cortas. Si hablamos de euros, cosa que debemos hacer para eliminar el factor de cambio de divisa, estaríamos hablando de unos precios medios de instalación de 1,9 €/wp.

En Energés trabajamos con un precio de venta al público, que no costes, de entre los 1,3-1,5 €/wp para una instalación doméstica. Esta oscilación depende de las adaptaciones de la estructura en cubierta y de las necesidades del cliente. Hablamos de pequeñas instalaciones de entre 2 y 8 kwp que se pueden amortizar en un periodo aproximado de cinco años.

Cuando hablamos de instalaciones industriales de gran tamaño, o instalaciones de venta a red, nuestro precio se sitúa entre los 0,7-0,9 €/wp. Para una instalación de tamaño entre 1-4 Mwp podemos ofertar incluso a unos precios en torno a los 0,65€/wp.

Como vemos, a pesar de las ambiciosas previsiones de IRENA, el sector ha conseguido reducir un 50% más ese 80% previsto hace 10 años. Por eso es la tecnología líder.

Energía fotovoltaica, la tecnología líder

Y no solo. La fotovoltaica es la tecnología que mejor se adapta a las necesidades de dimensionamiento del cliente. Podemos hacer pequeñas instalaciones en el tejado de una casa unifamiliar, o grandes instalaciones generadoras que sustituyan a plantas nucleares.

La fotovoltaica es también la tecnología que mejor se adapta a las necesidades de generación distribuida, pudiéndose ubicar donde esté la demanda (tejado de una nave) o muy cerca de ella (pequeñas instalaciones cerca de subestaciones de pueblos).

No requiere costosas y arriesgadas inversiones. Cualquiera puede invertir en fotovoltaica dentro de sus posibilidades y producir la energía que consume. Además, el suministro no depende de complejas redes logísticas, como el gas o el petróleo. El sol llega casi todos los días a nuestro tejado de forma automática y carente de riesgo.

Todo esto nos lleva a una conclusión: la energía fotovoltaica ha asumido el liderazgo en el cambio de modelo energético, no por casualidad o suerte, sino por su capacidad de adaptación y su brutal curva de aprendizaje para reducir el precio.

 

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