Otra vez a vueltas con el precio de la luz

¿Por qué se dispara el precio de la luz cada invierno?

Llegó el invierno, primera ola de frío, la borrasca Filomena, y, como siempre, volvieron a dispararse las alarmas por el precio de la luz. Los medios hablan de un 27%, y apuntan al Gobierno como responsable.

El problema, que ya hemos explicado en multitud de ocasiones, viene dado por la Ley de Sector Eléctrico. La LSE es la que define cómo se organiza la subasta horaria en el mercado eléctrico. El mercado eléctrico en España es marginalista, es decir, la última oferta que entra en la subasta es la que asigna el precio a toda la remesa.

Para explicarlo de forma rápida y sencilla pongamos, por ejemplo, que fuéramos a la pescadería y allí nos aplicaran la LSE: si compráramos tres kilos de sardinas a seis euros el kilo, tendríamos que pagar dieciocho euros en caja. Pero ahora imagina que compráramos dos kilos de sardinas, más uno de merluza, que está a doce euros el kilo. En tal caso no pagaríamos veinticuatro euros, sino treinta y seis, porque la pescadería, LSE mediante, nos aplicará el precio de la merluza al total de kilos de pescado. ¿Y qué ocurriría si compráramos un kilo de sardinas, otro de merluza y otro de percebes, que están a cincuenta euros el kilo? Pues una compra de sesenta y ocho euros (seis de las sardinas, doce de la merluza y cincuenta de los percebes) se nos convertiría con la LSE en ciento cincuenta euros. Sardinas a precio de percebes.

Esto es exactamente lo que sucede en nuestro mercado eléctrico, donde la energía hidráulica, la nuclear y las renovables ofertan a precio cero para quedarse con el precio marginal. Cuando entra poco gas en la ecuación el precio es barato porque los productores de gas quieren entrar en la subasta y hay poca demanda de gas, por tanto, el gas está barato. Compramos sardinas. Pero cuando hay mucha demanda, y pocas renovables o poca hidráulica, entra mucho gas en la ecuación y el precio se dispara. Compramos percebes.

Este es un problema del sistema. Si hubiera subastas por tecnologías con precios máximos, no ocurriría, pero para ello habría que reformar la LSE.

También se conseguiría un efecto positivo subiendo el precio que pagamos por kilovatio y bajando el precio que pagamos por estar conectados (lo que se llama Término de Potencia). De este modo se incentivaría la eficiencia, y las olas de frío y calor no generarían unos picos de demanda tan enormes, con lo que las subastas nunca se verían desbocadas.

El autoconsumo, clave para la transición energética de España

La mejor medicina para controlar la demanda y, por tanto, la entrada de gas en el sistema manteniendo los precios en un margen razonable, sería fijar cuotas altas de autoconsumo en los objetivos de PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía Clima).

Sin embargo, en el PNIEC 2021-2030 continúa a prevalecer el modelo de generación centralizada. No hay objetivos cuantificados de generación distribuida, ni capacidad flexible, ni agregación o gestión de la demanda. Y tal y como ya observamos en un post anterior, en la regulación de las subastas de energías renovables hasta 2025 la prioridad son los objetivos de renovables, no la eficiencia energética.

En la medida en que estos objetivos estén encauzados hacia la creación de riqueza, la proximidad a los consumidores, la innovación, el desarrollo local y el respeto a la naturaleza, se alcanzará el reto de una alternativa energética sostenible. Si se quiere avanzar en la situación de emergencia climática en la que nos encontramos debemos limitar las renovables especulativas y las barreras a la competencia.

Para entender todo esto recomendamos la lectura del artículo El reto de la descarbonización es cómo aproximar la generación al consumo de La Oficina de Javier García Breva, donde analizan de una forma muy gráfica y convincente cómo la transformación del modelo energético es la mejor respuesta para recuperar la economía y combatir la crisis climática.

La conclusión a la que llega es del todo rotunda: la transición energética no será si no la asume la ciudadanía. Seguir confiando la seguridad energética de un país a los recursos centralizados es mantener un modelo energético sin competencia, caro y deficitario, ineficiente y contaminante.

En Energés Gestión Medioambiental apostamos por el autoconsumo como la mejor herramienta para reducir la factura eléctrica de empresas y hogares, pero también como la mejor solución mejorar la eficiencia de la red eléctrica y cuidar el planeta. Y tú, ¿te sumas al cambio? A través de nuestros formularios de autoconsumo para hogaresautoconsumo para empresas te lo ponemos muy fácil. Escríbenos.