Recuperar el control con las comunidades energéticas

Una breve historia de la energía en España.

La primera utilización de la electricidad en España data de 1852, fue curiosamente una instalación de autoconsumo industrial utilizada para iluminar una farmacia de Barcelona por el boticario Domenech. Barcelona también fue una ciudad pionera en el alumbrado público, en 1875. Pero el gran desarrollo se produce hace casi un siglo con la aparición de la corriente alterna, y por tanto la posibilidad de producir y transportar a grandes distancias. Curiosamente durante largo tiempo mas de un 80% de la producción era renovable de origen hidráulico, y existía un exceso de producción.

Aparecieron muchas pequeñas empresas públicas que se encargaban de distribuir y comercializar la electricidad producida por las centrales hidráulicas. Las decisiones se tomaban por personas a las que los ciudadanos conocían, y muy cercanas a las autoridades locales. Como era el caso de la Compañía Sevillana de Electricidad, conocida simplemente como “Sevillana”, como algunos mas mayores aún llaman a Endesa.

La concentración energética.

En el último tercio del siglo XX, se comenzó un proceso legislativo y de privatización que provoco grandes concentraciones de empresas que hoy día acaparan, en las llamadas “cinco grandes”, la mayor parte del negocio de generación, distribución y comercialización de electricidad en nuestro país. Los costes de distribución están calculados con una maraña de conceptos que pocas personas entienden, y que incluyen muchos conceptos ajenos al transporte y la distribución de electricidad, lo que ha provocado un enorme deficit en la pasada década.

Si hoy día analizamos una factura eléctrica, podemos identificar dos conceptos, el coste fijo o termino de potencia y el coste variable o termino de energía. Con el primero pagamos por estar conectados a la red eléctrica y tener acceso a una potencia máxima instantánea, y con el segundo pagamos por la energía consumida y leída en el contador. La parte fija se dedica a financiar los costes de distribución, una gran parte la financiación del deficit. La parte variable se dedica a financiar los costes de generación eléctrica y de comercialización. Y los consumidores tenemos poco o ningún control en este mercado fuertemente intervenido y muy opaco.

Recuperar el control energético.

Las comunidades energéticas nacen con el principal objetivo de recuperar el control.

Cuando una comunidad energética se pone en marcha, su primera actuación recae sobre el precio variable, y aquí tenemos varias opciones, constituir una comercializadora en régimen de cooperativa, como es el caso de Som energía y otras, o una comercializadora publica, como han hecho algunos ayuntamientos, así se da transparencia a las tarifas. Y tratar de reducir la parte variable de la factura eléctrica mediante la producción con energías renovables, aquí es donde Energés tiene un papel principal como ingeniería experta en producción fotovoltaica de autoconsumo y de venta a la red.

También se puede actuar sobre la parte fija, ajustando bien la potencia contratada para pagar solamente lo necesario en por este concepto. Y en eso Energes también participa asesorando a las empresas y entidades publicas pertenecientes a comunidades energéticas.

El futuro de la energía.

En un futuro, cuando se revise la Ley del Sector eléctrico, se podrá acceder también a gestionar la red de distribución por parte de esas comunidades energéticas, como ocurre en otros países europeos.

En ese momento, podremos recuperar el control total sobre nuestra factura eléctrica, y ahorrar frenando el cambio climático.