La nuevas tarifas eléctricas, una oportunidad
En una de nuestras últimas publicaciones comentábamos los cambios en la estructura tarifaria del Mercado Eléctrico, esperados para el 1 de abril. En las próximas semanas vamos a tratar de analizar estas nuevas tarifas eléctricas aplicadas al sector industrial, y la repercusión del autoconsumo fotovoltaico en ellas.
Son varios los sectores de actividad donde una buena gestión de las nuevas posibilidades tarifarias y la generación solar van a ser claves. De hacerlo bien, se lograría que una empresa sea sostenible y competitiva.
La agricultura de regadío, sector clave
Uno de estos sectores es el agrícola. En los últimos años, esta industria se ha visto acosada por una serie de factores que han puesto en riesgo la viabilidad de las explotaciones. La caída de precios de los alimentos provocadas por una gran concentración en los intermediarios de distribución, unida a las inversiones, prácticamente obligadas, en sistemas de regadío más eficientes, y a la subida sin freno de las tarifas eléctricas, especialmente la parte fija de la factura, en una actividad altamente estacional como es el riego. Todo esto ha provocado que las comunidades de regantes se hayan visto abocadas a la búsqueda desesperada de soluciones para reducir sus costes energéticos.
Es en este escenario donde la energía fotovoltaica aparece como respuesta ideal a sus problemas. Por nombrar algunos beneficios:
- La posibilidad de vender el excedente. Ya sea a pool o en forma de PPA, permite salvar el importante escollo que supone la estacionalidad para rentabilizar las instalaciones.
- Las nuevas tarifas. Permitirán distintas potencias contratadas, lo que va a suponer un alivio para los costes fijos de la factura.
- Aquellas comunidades que cuentan con balsas para riego por gravedad pueden aprovechar mucho mejor las instalaciones de producción propias utilizándolas para el bombeo a las balsas.
Una decisión acertada a varios niveles
Más de la mitad de los costes de producción en el sector agrícola son costes energéticos. Una instalación de placas solares ayudará a paliar este gasto. De hecho, esto puede comprobarse ya desde el primer año de uso.
Por otro lado, la sostenibilidad no se mide solo en escalas económicas. La huella ambiental, por ejemplo, se reduce también de manera importante. También en los últimos tiempos hemos visto cómo la utilización de cubiertas de naves agrícolas, incluso instalaciones flotantes o sobre canales de riego, evita la alta evaporación de agua al tiempo que aprovecha terrenos que no tienen una utilización productiva.
Para estudiar las posibilidades de una comunidad de riego es necesario tener muy claras las necesidades de consumo, optimizar los patrones de riego para el máximo aprovechamiento de la producción propia y buscar soluciones de financiación, que podrían estar basadas en los ahorros obtenidos por la instalación. De esta manera los agricultores podrían mantener su actividad sin necesidad de realizar desembolsos adicionales.
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